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Gestiona tu energía, no tu tiempo

29.11.2017

Oposiciones Élite

¿Cuántas veces has dicho: “no me da tiempo”? La vida actual nos lleva a estar todo el día “haciendo cosas”. Nos acostamos por la noche agotados después de un día completo de actividades, trabajo, obligaciones y pensando que se nos han quedado cosas por hacer. A la mañana siguiente la historia se repite y con el tiempo nos sentimos agotados y faltos de energía. Entonces, es cuando nos planteamos cómo podemos gestionar nuestro tiempo de una forma más eficiente para continuar con nuestro ritmo de vida. Pero, y si la pregunta fuera otra, y si la pregunta fuera ¿cómo podemos gestionar nuestra energía de una forma más eficiente para disfrutar de nuestra vida?

En el año 2003 Tony Schwartz, ex reportero del New York Times y hoy escritor y ponente de reconocido prestigio, publica el bestseller “The Power of Full Engagement” (“El Poder del Pleno Compromiso”), donde pone de moda la frase “Gestionar la energía, no el tiempo, es la clave para un alto rendimiento y la renovación personal”.

Schwartz profundiza en cuatro fuentes imprescindibles de energía como son: el físico, las emociones, la mente y el espíritu. Cada una de ellas tiene un alto impacto en la persona y aunque son independientes están interrelacionadas. Es necesario analizarlas por separado y en el mismo orden que él las muestra.

Pues bien, si nos centramos en la parte física, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Me siento una persona enérgica?

Las últimas investigaciones a nivel cerebral reflejan resultados extraordinarios respecto a cómo podemos cuidar nuestro físico para tener un mayor nivel de energía y sin embargo, en la mayoría de los casos, lo obviamos o simplemente nos engañamos diciendo que no tenemos tiempo. Resulta paradójico que sabemos qué es lo que debemos hacer y aún así persistimos en mantenernos inmovilizados, escudándonos en todo tipo de excusas.

El Dr. Daniel G. Amen, neurocientífico, psiquiatra y experto en imágenes cerebrales ha analizado la profunda relación que existe entre el cerebro y el cuerpo. En sus estudios demuestra cómo potenciando nuestro cerebro podemos tener más energía y concentrarnos mejor, aparte de mejorar nuestra salud en general. Algunas de las conclusiones a las que llega respecto a nuestros hábitos de vida, sobre el descanso, la alimentación, el ejercicio físico y la gestión de nuestro estado deberían hacernos pensar:

  1. ¿Descansas lo suficiente?
    • Las personas que duermen menos de 7 horas por la noche tienen menos capacidad de prestar atención, memorizar y aprender.
  2. ¿Cómo te alimentas?
    • La malnutrición afecta negativamente a tu cerebro. Eres literalmente lo que comes. Si te alimentas de comida basura, tendrás un cerebro y un cuerpo de comida basura. La escasez de vitaminas, especialmente la D, minerales y ácidos grasos omega 3, es también dañina para el tejido cerebral y el cuerpo.
    • El exceso de café, té, refrescos o bebidas energéticas engañan al cerebro para que piense que no necesita dormir, evitando su descanso necesario. Además, reduce el flujo sanguíneo al cerebro, deshidratándolo.
    • La deshidratación aumenta las hormonas del estrés y reduce el funcionamiento de tu cerebro. Tu cuerpo se compone de un 70% de agua y tu cerebro de un 80%. Necesitamos agua para que nuestro cuerpo pueda funcionar de forma eficaz.
  3. ¿Cuánto ejercicio físico haces a lo largo de la semana?
    • La falta de ejercicio físico reduce el riego sanguíneo del cerebro y del cuerpo en general. Lo que no sólo afecta negativamente a nuestras capacidades cognitivas puede provocar además importantes daños en nuestro sistema cardiovascular y contribuir a acentuar los efectos de otros factores de riesgo para nuestra salud como son la obesidad, la hipertensión y el aumento del colesterol.
  4. ¿Cómo gestionas el estrés diario?
    • El estrés crónico incrementa tus niveles de cortisol, hormona del estrés. Aparte de los riesgos que esto conlleva para la salud, dificulta tu capacidad para asimilar información nueva, produce pérdidas de memoria, desorganización y confusión. Dificulta la toma de decisiones e incrementa la sensación de agobio. Reduce la eficiencia y rendimiento en el trabajo, genera falta de concentración y pensamientos erráticos. Y por si esto no fuera suficiente genera fatiga o debilidad permanentes.

Pero probablemente todo esto lo has oído antes y no te ha sorprendido. Son aspectos que pasas por alto porque crees que puedes suplir tu falta de energía añadiendo más horas. Quizá los siguientes argumentos te ayuden a convencerte de que la gestión de tu tiempo es un concepto muy diferente a la gestión de tu energía:

  1. Tú descanso es importante:
    • Estudios llevados a cabo en la NASA por el prestigioso Doctor Mark Rosekind demostraron que en una siesta de 26 minutos los pilotos incrementaban su rendimiento en un 34% y su nivel de alerta en un 54%, durando sus efectos de 3 a 4 horas.
  2. Aliméntate con cabeza:
    • Diversos alimentos además de ser buenos para la salud, nos aportan energía y son excepcionales para el cerebro. Nos ayudan a centrarnos y a pensar con mayor claridad. Los antioxidantes por ejemplo son imprescindibles en nuestra dieta (presentes en gran variedad de frutas y verduras, como los arándanos, las fresas, las espinacas, pimientos, tomates, etc.), así como las vitaminas y los ácidos grasos omega -3 (presentes en el salmón, el brócoli y las nueces entre otros).
    • En un estudio se demostró que aquellos participantes que bebían 3 vasos de agua antes de realizar unos test de inteligencia tenían unos resultados 14x mejores que los que no lo hacían. Es necesario estar muy hidratados. La media que se recomienda es beber entre 1,5 y 2 litros al día. Evitando tomar bebidas con endulcorantes, azúcares, mucha cafeína o alcohol.
  3. El ejercicio físico oxigenará tu vida:
    • Diversos estudios muestran que hacer 30 minutos de ejercicio aeróbico de 2 a 3 veces por semana, durante al menos 12 semanas, produce una mejora significativa en el rendimiento cognitivo de la persona (John Medina – Profesor de bioingienería de la Universidad de Medicina de Washington). El ejercicio fortalece el aprendizaje, mejora la memoria e incrementa la motivación.
  4. Medita:
    • La meditación es sin duda una de las vías más recomendables para reducir el estrés y cargarnos de energía. Son múltiples los estudios que demuestran que tiene un impacto muy positivo en nuestra salud además de mejorar nuestro rendimiento. La meditación incrementa el riego sanguíneo en el cerebro, mejora nuestra capacidad de concentración, de memorización y planificación así como de creatividad.
      Ahora bien, si meditar tiene tantos beneficios ¿por qué la gente no medita? Porque hay un desconocimiento general. Meditar no es sólo sentarse como un yogui con los ojos cerrados y cantar un “Om”.
      Si quieres empezar a beneficiarte de sus bondades bastará con que dediques 5 minutos diarios a concentrarte en algo. Tu respiración, un sonido o un objeto pueden ser perfectamente válidos para comenzar.

Quizá sigas pensando que nada de todo esto es para ti porque tu caso es excepcional y que tu trabajo, tus oposiciones o tu ritmo de vida imparable no te permiten actuar de una manera distinta.

Te propongo que hagas el sencillo ejercicio de sumar cuánto te llevaría aplicar los cuatro puntos anteriores; descubrirás que con no más de una hora diaria podrías estar incrementando tu eficiencia, tu energía y sobre todo tu calidad de vida.

No se trata de que hagas más, sino de que lo hagas mejor. Quizá podrías ir caminando a trabajar, podrías concentrarte 5 minutos mientras vas en el metro o en el autobús o podrías seleccionar lo que comes en vez de lanzarte a lo primero que te pide el cuerpo. No se trata de que dejes de dormir para sacar más tiempo de un día que por mucho que lo estires nunca superará las 24 horas. ¡Se trata de que gestiones tu energía para ser el dueño de tu vida!.

Ahora todo depende de ti: ¿Quieres seguir arrastrándote por la vida o disfrutar de cada hora de tu día?